El espectáculo de una cara de la moneda

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Me despierto hoy de mi merecida siesta de sofá, y en la tv, en el programa channel 4 que presentan Ana García-Siñeriz y Boris Izaguirre, se anuncia el espectáculo. Acompañados de asesores "periodistas enteradillos" y con las imágenes de la agresión a la joven ecuatoriana de fondo en gran pantalla, donde también se ve, por cierto, que el resto de los ocupantes del tren no se inmutan, debaten sobre el suceso y puntualizan los más mínimos detalles de los acontecimientos posteriores.

Alternando con las imágenes de la agresión, entran otras en las que se le ve al agresor en diferente escenario: a través de los cristales de una cafetería hablando con alguien que parece estar entrevistándolo. En un momento dado, el chico hace un gesto grosero con los dedos hacia la cámara, lo que nos da una idea de su presencia y estado de ánimo.

Cuando la cámara toma un plano más alejado, un enjambre de periodistas esperan la oportunidad de entrevistar al "héroe". Es deprimente. Convertir en espectáculo a un delicuente y unos hechos tan reprobables, es una práctica de reality show que deberían ir autoregulando, mejor, dicho en plata: autocensurando, los medios.

La noticia ya la conocemos, la agresión, la ausencia de denuncia, la ausencia del fiscal y posterior puesta en libertad de la fiera, la ministra ecuatoriana que se desplaza a España, la madre que no quiere volver a Ecuador...Todo está en los periódicos, pero los hechos están cobrando esa dimensión de espectáculo morboso que no benefician en nada a la convivencia interacial y mestiza, sino lo contrario, la hiere. Otros como él, que no distinguen que es un hecho penoso y denigrante, sino que ven un ejemplo a emular, querrán ser tan héroes como éste joven.

¿Por qué no sale con la misma fuerza y "ejemplaridad" el motin del tren de Girona porque el revisor sólo pidió el billete a un viajero negro? (o de color, al gusto). También habría espectáculo. Sin pretender en absoluto aventurar comportamientos que implicarían prejuzgar a personas que no están en la plaza pública por lo acontecido, pero como ejemplo ilustrativo, el fondo de la cuestión tendría, al menos, un carácter positivo. La otra cara de la moneda.

Si en los medios hicieran tanto hincapié en los comportamientos positivos como en los negativos, quizá se conseguirían contrarrestar los "malos ejemplos" y reforzar los buenos en ciertos chavales con la mente poco ventilada, poco formada, cerrada, obtusa, enferma o corta. Puede que se lo pensaran dos veces antes de hacer barbaridades como ésta y otras de sobra conocidas por todos: Las agresiones xenófobas son harto frecuentes, por desgracia. En esta ocasión no quiero dejar de recordar a la hija de Iris, la peruana que llegaba envuelta de paz a mi casa y nos la transmitía a todos, a cuya hija agredieron los estudiantes de su colegio por ser amiga de una dominicana respondona. Tuvo que volverse a su país porque no pudo superarlo y a su madre, que la había traído para que tuviera un mejor futuro, se le partió el corazón.

Sé que suena utópico, pero está en nuestras manos reinventar la sociedad una y otra vez para hacer posible que sea más equilibrada e igualitaria, más justa, más culta, más tolerante y auténticamente mestiza. Perseveraremos en hacer convivir la utopía con la paradoja, e intentar construir una realidad asimilable evitando, aunque sea largo el recorrido, la desesperanza.