martes, 23 de octubre de 2007

De alma a alma

No tiene truco. Es una fotografía real. El escenario es India y refleja el instante decisivo en que un niño y un elefante sincronizan sus mentes y sus cuerpos. Fotografía de Gregory Colbert.


Por Vicente Verdú.
La asunción de la superioridad del hombre sobre los aminales ha generado, a la vez, una reconocida ganancia y una ignorada pérdida del saber. Supuestamente, la mente humana no sólo sería la cima de toda la evolución, sino también el depósito de las fases intermedias. El cerebro humano operaría de este modo como un silo piramidal capaz de responder a cualquier pregunta o dificualtar surgida en cualquier tiempo y circunstancia, La realidad es diferente, El máximo grado de evolución no se compone del apilamientos de otros grados, sino que da origen a un artefacto peculiar, extraño e incomparable. Más elevado cualitativamente, pero no cuantitativamente. Sobre esta paradoja se funda tanto el apasionado interés científico por los seres inferiores como nuestra incesante admiración hacia ellos.
La investigación corrobora la realidad de su cerebro más conciso, pero distan de comportarse como los bobos. De una parte es posible dominarlos, pero de otra, algo nos informa de que conservan un resto que escapa a nuestro dominio. Y sin que acertemos, además, a definirlo. Porque ese residuo irreductible ¿qué encierra? ¿el núcleo elemental y duro de su estigma primitivo o un código definitivo que todavía no logramos descifrar? La proximidad física y afectiva a un animal nos indica que una energía se encuentra en el arco que comunica nuestra vida y la suya. Más aún: la intimidad con los animales, lejos de animalizarnos, como sería de esperar, nos procura un aura de humanidad más auténtica que casi todos los demás ejercicios con seres humanos. Si en nuestro interior pervive una innegable porción animal, dentro del animal actúa una huella de naturaleza humana, el niño que en la foto se dirige al elefante dibuja ese arco invisible que circula de alma a alma cuando la conexión atina en el punto crítico de la semejanza.

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Siempre hay que creer en algo, hace falta......¡¡¡Lo que sea!!!

Joe con el elefante : "La proximidad física y afectiva a un animal nos indica que una energía se encuentra en el arco que comunica nuestra vida y la suya.

¡¡QUE FRASE!!!

La foto no esta mal....., me callo bien(no pongo tilde)

23 de octubre de 2007, 11:08  
Blogger tcb ha dicho...

Yo si lo necesito, desde luego. En la paz, en la solidaridad, en la amistad, en la tolerancia, en la familia, en el amor, en el mestizaje, en a educación, en la libertad, en la buena fe,... Y cuando tuve perro, en mi perro. Trasto, fiel amigo, compañía incondicional y defensor de la casa. Cayo.

23 de octubre de 2007, 15:39  

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