domingo, 27 de septiembre de 2009

Internet para todos

Contra lo que muchos podríamos pensar, particularmente los que utilizamos internet de forma cotidiana, leo e invito a leer lo que Tim Berners-Lee, dice en una noticia que se publicó en elmundo.es navegante.


Tras recordar que "un 80% de la Humanidad todavía no tiene acceso a Internet", el pionero de la Web destacó dos caminos fundamentales que en su opinión deben seguirse para extender el acceso al conocimiento en la Red por todo el planeta. (...) el acceso a la Web a través de los teléfonos móviles tiene que mejorar mucho (...)


Berners-Lee quiso dejar claro que a sus 20 añitos, su criatura no ha hecho más que nacer, y le queda todavía mucho por madurar para alcanzar su máximo potencial. Para Berners-Lee la revolución del ciberespacio sólo ha dado sus primeros, tímidos pasos.
También es de interés:
Padres: mejor educar que espiar en Internet, reportaje publicado en elpais.com tecnología de Laia Reventós.
 
El título habla por si mismo,  es necesario que los padres sepan y aprendan a saber_estar en la red,  pues ya es ineludible para llevar a cabo una buena educación integral de sus hijos.  No tanto porque el mundo en la red sea más peligroso que el real sino por entender y vivir también en este mundo superpuesto que ha surgido inesperadamente como de la nada para muchos de nosotros. 
Aprender a movernos en él es imprescibdible tanto por la enormidad de sus contenidos como porque su utilidad se anuncia imprescindible para informarnos, emitir nuestra información, viajar, realizar trámites, relacionarnos social y profesionalmente, expresar nuestra opinión, aprender y desaprender, el ocio.. y  mucho más.

Un par de cosillas que tenía archivadas y sin comentar por falta de tiempo.

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sábado, 12 de septiembre de 2009

Perder

Este verano leí, como todo el mundo, -o al menos toda España-, la entretenida novela “Los hombres que no amaban a las mujeres” de Stieg Larson. No ví la película, pero seguro que está al mismo nivel: entretenida.

Antes de verano, mientras saltaba de charco en charco trabajando y traballando, me regaló Antón -porque la autora Lola Beccaría es paisana mía-, “El arte de perder”. Casualmente, días antes había mercado “Saber perder” de David Trueba. Vi ambos textos en las librerías, resultaban curiosas la cuasicoincidencia de los títulos y la simultaneidad de su publicación.

Perder es un verbo proscrito en nuestra escala de valores sociales, un hecho temido y a la vez provechoso en nuestro continuo proceso cotidiano de aprendizaje y/o desaprendizaje vital. Según la RAE, perder tiene muchas acepciones, y ambos libros, aún siendo completamente diferentes, podrían enmarcarse en "Padecer un daño, ruina o disminución en lo material, inmaterial o espiritual".

Dicho así, parecen relatos sacados del congelador. Porque perder, - la dignidad, un amor o un ser querido- es un dolor perenne en el corazón, un avanzar con la pérdida pesando en la espalda y la mente repuesta a costa de las tripas.

El texto de Trueba, con sus cuatro historias magistralmente entrelazadas, es una película escrita donde los personajes viven sus personales pérdidas en un devenir vital que, aunque inesperado, no resulta completamente imprevisible.

Lola Beccaria, por su parte, hace ganar a su protagonista en el más antiguo juego de perder: el amor. Y lo hace sustentando su historia en la moderna forma -cada vez más frecuente- en que las personas se encuentran, conocen y re_conocen hoy día: intercambiando sms,s y chateando. La dimensión virtual y la real se solapan en vivencias con resultados tan imposibles e imprevisibles como deseables.

¡Y este cuento se acabó! Casi nunca hablo sobre los argumentos porque los argumentos están en las propias novelas y en otras páginas web de la red donde los contenidos se entrelazan enriqueciendo, aumentando y matizando todo cuanto se puede decir de estos libros en concreto o de cualquier tema por el que nos interesamos.

Mi grano de arena.





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