Descartes y Pascal, encuentro
Cuando voy al cine o el teatro, leo un libro o contemplo una obra de arte, siempre espero aprender algo, identificarme subjetivamente, sentir admiración o elaborar un punto de vista diferente o nuevo, todo ello -por supuesto- provocado por lo vistoleídoescuchado.
Los tres coincidimos en que esperábamos más, pues el acontecimiento del que parte Brisville es sugerente y potencialmente abierto a imaginar un espléndido diálogo de personajes cuyas vidas, actividades, pensamiento y casuísticas sobreviven en la actualidad y, sin embargo, la conversación entre titanes no nos aportó nada sustancialmente novedoso o sorprendente.
Como relata la reseña del folleto que nos dieron en el Teatro Infanta Isabel: Sólo una vez se encontraron Descartes y Pascal, los dos filósofos más importantes de su siglo: fue el 24 de septiembre de 1647 en el convento parisino de los Mínimos y y su entrevista duró varias horas. Ninguno de los dos escribió sobre lo que hablaron, y eso permite al dramaturgo JC Brisville imaginar el encuentro de dos experiencias vitales y de dos pesamientos filosóficos (...)"
El ritmo lento de la conversación permite analizar la obra sobre la marcha. Nuestra posición en el teatro no nos permitía ver claramente los gestos de los actores que no parece fundamental en tanto los personajes están muy definidos en la actuación y la expresión de sus ideas. Un Pascal atormentado ante una muerte imbuída de oscura religiosidad, y un Descartes que goza de existir aprendiendo y pensando sobre el mundo a pesar de la certeza del final.
Sin embargo, leyendo el libreto, la obra gusta más. Algo falló ayer, ...la situación de nuestras butacas en el teatro, nuestro espíritu receptivo, los actores o la dirección, porque ninguno de los tres salimos del teatro satisfechos.
Ayer noche fuimos Lourdes, Juanluis y yo a ver "Encuentro entre Descartes y el joven Pascal" de Jean- Claude Brisville, (autor de "La Cena") y dirigida por Josep María Flotats.
Los tres coincidimos en que esperábamos más, pues el acontecimiento del que parte Brisville es sugerente y potencialmente abierto a imaginar un espléndido diálogo de personajes cuyas vidas, actividades, pensamiento y casuísticas sobreviven en la actualidad y, sin embargo, la conversación entre titanes no nos aportó nada sustancialmente novedoso o sorprendente.
Como relata la reseña del folleto que nos dieron en el Teatro Infanta Isabel: Sólo una vez se encontraron Descartes y Pascal, los dos filósofos más importantes de su siglo: fue el 24 de septiembre de 1647 en el convento parisino de los Mínimos y y su entrevista duró varias horas. Ninguno de los dos escribió sobre lo que hablaron, y eso permite al dramaturgo JC Brisville imaginar el encuentro de dos experiencias vitales y de dos pesamientos filosóficos (...)"
El ritmo lento de la conversación permite analizar la obra sobre la marcha. Nuestra posición en el teatro no nos permitía ver claramente los gestos de los actores que no parece fundamental en tanto los personajes están muy definidos en la actuación y la expresión de sus ideas. Un Pascal atormentado ante una muerte imbuída de oscura religiosidad, y un Descartes que goza de existir aprendiendo y pensando sobre el mundo a pesar de la certeza del final.
Sin embargo, leyendo el libreto, la obra gusta más. Algo falló ayer, ...la situación de nuestras butacas en el teatro, nuestro espíritu receptivo, los actores o la dirección, porque ninguno de los tres salimos del teatro satisfechos.
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