Navidad, el molinillo del muro y la orquídea
La orquídea que todos conocemos -al menos mi generación (o yo)- nunca me gustó. Demasiado barroca y mimada, ... además, me da miedo.
Esta orquídea "asiática" -digo yo-, me la regaló Trus antes de comenzar la navidad y sigue como en la foto. Me recreo todos los días viéndola en mi mesa y, sobre todo, me maravilla que las flores continúen vivas hoy, parecen inmortales.
El molinillo es un regalo muy muy especial, que me trajo Sebastian de parte de su madre desde Leipzig. Llegó primorosamente empaquetado para que no se rompiera ni perdiera una sóla de sus piezas. Es un adorno navideño típico de Alemania. El calor de las velas encendidas mueve las aspas del molino y, a su vez, impulsa las figuras de pequeños venados que dan vueltas en la plataforma redonda. Es delicioso. Y sobre todo emotivoemocionante, con el gran valor de lo arte_sano y antiguo, que no anticuado. Fue realizada años antes de la caída del muro (1989). Ya forma parte de mi errante y escarallado corazón.
Etiquetas: en voz baja, familia
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