lunes, 2 de julio de 2007

La opinión de los padres (Un punto de vista)

LA ALDEA GLOBAL
Firma: | PEDRO ARIAS VEIRA | (La Voz de Galicica)
CONOZCO un centro educativo donde todas las asignaturas, salvo lengua española y los idiomas extranjeros, se imparten en gallego. Al salir de las clases casi todos los alumnos dejan el gallego y se pasan al castellano. Pero a nadie le importa esta diglosia social, la escisión entre vida real y vida académica. Por alguna razón nadie quiere hacer oficial en las aulas lo que es real en la vida de los estudiantes. Obviamente los más perjudicados son los hijos de los inmigrantes; van peor que los demás, un idioma natal y otros dos en el país de recepción; demasiados obstáculos. Lo mismo le ocurre a los hijos de padres sin estudios superiores; no tienen tutores cualificados en casa para subsanar las carencias oficiales. Rinden peor. Pero no se hacen estudios serios de evaluación del impacto en los jóvenes del modelo educativo y de sus variantes lingüísticas. Los gobernantes están a sus cosas, los sindicatos a las suyas, el profesorado a evitar lo peor, y los padres sumidos en la impotencia desasosegada. Sería muy sencillo entregar a los padres un cuestionario para que establecieran sus preferencias idiomáticas para las asignaturas; que el idioma fuese optativo, con el único requisito de que se pudiese superar una prueba de conocimiento hablado y escrito, tanto de gallego como de castellano. Sin imponer ninguno como vehículo de las materias. La imposición coarta la asimilación y la comprensión inteligente, que necesita de la motivación y la naturalidad intelectiva. Hoy tenemos mala calidad general en las materias centrales y encima un problema lingüístico y otro ideológico añadidos; ambos artificialmente creados desde el imaginario pedagógico y el sectarismo político. Todo se mantiene por la falta de un control objetivo y profesional de los rendimientos, así como por el menosprecio de las demandas reales de los padres. Aquí se cree saber mejor que los padres lo que conviene a los hijos; y nadie aporta evaluaciones externas para saber con certeza cómo van los alumnos. La complicidad entre élites políticas, sindicales y educativas está condenando a los jóvenes a una mediocridad garantizada. Mientras, los padres se desesperan viéndolos tratados cual conejillos de indias por despotismos burocráticos y pedagógicos. Que se devuelva el poder a los ciudadanos, a los contribuyentes, a los padres. Que se ajusten idiomas y programas a lo que piden. Particularmente hoy, cuando se dispone de alta preparación y cualificada información en los colectivos de padres. Paren de decidir por el pueblo y sin el pueblo. No impongan porcentajes como si fueran cuotas de listas electorales; con el futuro de la juventud de un país no se juega. Entren en la modernidad ilustrada, libre, responsable y culta. Sean humildes, respetuosos y agradecidos; atiendan la voz de los padres.

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