Érase una vez, ...un sueño.
Echo de menos los días en que paseábamos junto al mar cogidos del brazo. Descalzos, la arena nos daba calor y el mar refrescaba el exceso. Sonreíamos y charlábamos de cosas sin importancia, pero a la vez todo era vital e intenso. También echo de menos cuando nos reuníamos con los amigos a tomar los vinos o jugar una partida, charlábamos, la mayoría de las veces, también de cosas sin importancia. Pero yo te sentía tan cerca y cómplice como si estuviéramos compartiendo la cama, las caricias y los besos. Me gustaba el gesto con que me tomabas del hombro al salir de los bares, me sonreías y me hablabas o indicabas para darme paso antes de continuar el intercambio social. También echo de menos las noches viendo tv debajo de una manta porque hacía fresco. No hablábamos, pero nuestros cuerpos cercanos ¡se decían tantas cosas! Te quedabas dormido en mi hombro o yo me quedaba dormida en tu regazo. Me gustaba mirarte cuando en la cocina, trasteabas con los cacharros y algunas veces te hacía de pinche o me tomaba una cerveza sentada mientras el sol que entraba por la ventana me calentaba el cogote. Siempre que te miro tienes los hombros rectos. Recuerdo, sobre todo, un día que habías salido a comprar unos puerros para tus potajes y a la vuelta me los ofreciste como flores, mientras, como un crío, escondías en la otra mano un ramo de silvestres que adoré mientras duraron y adoraré mientras pervivan en el recuerdo. Sonreías como un chiquillo satisfecho. También recuerdo aquella cena en El Pícaro, tan romántica. Jamás había tomado un arroz con leche tan delicioso ni a un hombre tan entregado y tierno. Tu pelo suave, las caricias, mi pecho contra el tuyo, los besos y el abandono al deseo me enloquecían. Tus hombros siempre rectos. Y los ojos expectantes, tímidos y risueños. La boca traviesa y el abrazo, eterno. Todavía echo de menos muchas más cosas cuando sueño.
Etiquetas: en voz baja
12 comentarios:
Tal vez un recuerdo que no un sueño.
Buena descripción -intimista-
El azar me ha traído interés en este blog.
ánimo.
¡Qui lo sa! Quizá soñar despierto es la invisibilidad del deseo en busca de la realidad. Y quizá el sueño y la muerte sólo se diferencien en que esta última nos vuelve invisibles. Jamás lo sabremos. Por cierto, podrías ponerte un mote, sería menos árido el anonimato. Menos mal que, al menos, está el azar por medio y lo relativiza.
Rectifico:
Metido en “Érase una vez,… un sueño”, anduve entre los entresijos de recuerdo y sueño.
Ahora que se instala el deseo, no acierta el DRAE a convencerme.
Tu descripción intimista fue un deseo visible, convertido ahora en deseo invisible,que no recuerdo.
Homo sapiens insapiens
Puede que tan sólo sea literatura, es decir, realidad y sueño, azar y deseo, ...mono sabio cuasi humanus.
Salvo que soy insomne. O no.
Descubro, en el refugio íntimo de tus palabras y en el arco existencial de ellas, el potencial vitalista de tu literatura.
Si la literatura nunca es huérfana de la vida, ello me invita a colegir...
Seguro.
Mejor la síntesis: homo insapiens cuasi humanus
Cuasi humanus insapiens homo.
Seguro.
La literatura nunca es huérfana de la vida, coliges bien.
ggghh!
puaggghhhh!
Verguenza debería de darte, anónimo. Tienes la gracia de una hiena disfrazada de caperucita roja.
Seguro.
Me quedo con tu síntesis. El último mensaje me ha llevado a tu primer intento (creo).
También me hubiera cautivado,tcb.
cuasi humanus insapiens homo.
en adelante: cuasiH...
cuasiH...dijo:
Si, a mi también me ha extrañado pero no pierdas el sosiego tcb,debe ser un australophitecus, el problema es que sea un orangután salido de la jaula.
¡Qué miedo!
El círculo se cierra, cuasiH. ¿Dónde termina y dónde empieza?
Quizá en el orangután, en un sueño, en caperucita o en el miedo..., o es un juego.
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