sábado, 25 de agosto de 2007

Caótica Ana

En palabras de Julio Medem : “CAÓTICA ANA es una historia contra la tragedia, conducida por la fuerza del optimismo y la necesidad de ser feliz de su protagonista".



Gracias Julio por regalarnos esta película. Tu hermana es afortunada: por tu hacer, formas parte de la estirpe de los hombres buenos paridos por Ana. Hoy, en el agosto de Madrid, éramos cuatro gatos en el cine y dos aplaudimos como antiguamente se hacía cuando un espectáculo te llenaba esa parte del alma reservada a la emoción que sólo el arte, o lo más íntimo nos procura. Como los estudios y el trabajo me tienen muy ocupada, desde que vi en la exposición Sargent/Sorolla, el cuadro de la “Vendedora veneciana de cebollas” de Sargent, no había experimentado el todo de la comunión con una obra de arte.

No quería que terminara, porque me había poseído entera agarrándome muy adentro las vísceras y el corazón. La mente lúcida e inquieta, el espíritu, conmocionado. No hubo un minuto de paz, salvo la paz de todos los minutos que duró la película. La belleza de la fotografía, de los paisajes y de la sonrisa y los expresivos ojos de Manuela Vellés (Ana), la llenaban entera. La realidad formaba parte de un espeso entramado onírico y simbólico. Porque así es la realidad, espesa, dura, cruel, luminosa y mágica. Ana lo entendió y por eso dejó de tener miedo a morir y vivir para siempre. La cuentra atrás de una vida que va hacia adelante. No quería que terminara y el final fue inesperado y pertinente. Ana había crecido.

Un caleidoscopio y un laberinto, el caos, los fractales y la mariposa. El mar y el desierto, presencias simultáneas. Una y mil vidas en una. Encuentros y desencuentros a través de las puertas que nos abre y cierra una y otra vez vivir. Puro arte transmitido con nuestros recursos de artesanos: los actores, la fantasía, las cámaras y los técnicos, la hipnosis, la música, los escenarios y el guión. Recursos empleados contundentemente para conseguir un relato total, magnífico y tan imaginario como verosímil por creativo. Los cuadros, la fotografía y la música lo elevan a una categoría casi mística. (Recordé los diarios de Anaïs Nin, a Roberto Aparici y lo que nos transmitió en el módulo de Narrativa digital, y la realidad “esférica” de Nietzsche).

No dejéis de ir a verla, el precio del cine está muy por debajo del valor de la película. Al salir, Cristina y yo habíamos recobrado un poco de sabiduría ancestral y nos sentíamos bien: vivimos en un mundo tan fantástico como real. Nos liamos con las escaleras y la salida, el ascensor, el pago del parking, las luces del coche, las risas con la chica de las entradas, nuestras torpezas de excursionistas en nuevas salas de cine, y la cotidianeidad de nuestras vidas.

La adaptación de Bebe al personaje de Linda, es un traje cortado a su medida. Su ojo que todo lo ve y todo lo graba, es otro personaje más, necesario y testimonial. Importante la labor de fotografía y cámara de Mario Montero. También la selección de canciones y la música original de Jocelyn Pookk. No quisiera dejar de hacer los honores a todos los actores, técnicos, fotógrafos y equipo de personas que han hecho posible esta incursión en la belleza. Gracias. El público o los consumidores, también formamos parte del espectáculo y del arte. Estoy en mi derecho a este colofón tipo discurso, aunque pueda resultar algo pedante. ©Teresa C. B.©


Entrevista a Julio Medem
Una crítica - Otra crítica

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