La accesibilidad, imperiosa necesidad de la red

Estoy terminando la práctica del último Módulo del primer curso de este Master de la UNED, "Diseño para tod@s 1", cuyo tutor es el profesor Carlos Egea que entregaré, como muy tarde el martes 16 de octubre. Ha sido una experiencia dura y gratificante, con una praxis cuasi autodidacta, pero colaborativa e interactiva, y todo un nuevo descubrimiento sobre otro aspecto del ciberespacio, los blogs y las páginas Web.

El descubrimiento más importante es haber comprendido por qué la accesibilidad a este enorme depósito de información, conocimiento e interactividad inter persona y personal, social e institucional y todos los inter que se nos ocurran que es internet, es una necesidad que se vuelve urgencia e inmediatez para que llegue a todos fácil y factiblemente. Accesibilidad que implica unos requisitos que deben revisarse ante la quizá "viciada" forma de entender la presentación de contenidos en la red. Por supuesto, y como premisa elemental, respetando la libertad de que cada cual haga de su capa un sayo, pero sin desconocer estos elementos de peso a la hora de diseñar y organizar sus webs y cuadernos de bitácora. Todo está en la red, por tanto sobre este tema no hay carencia de información aunque puede haberla de formación respecto al empleo y uso de las herramientas.

Por una parte ha de llegar a las personas que necesitan de otra tecnología para acceder a éste y otros medios por carecer de la plena salud de sus sentidos o de su cuerpo. Y de otra para que todos, incluso sin tener grandes conocimientos previos sobre la utilización del ordenador y la red, podamos tener acceso desde los nuevos dispositivos que ya están en el mercado y empleamos habitualmente en nuestra vida cotidiana, en nuestros hogares y el trabajo: teléfono móvil, PDA,s, etc.

Queda mucho por hacer y, según dicen que decía Einstein, la tecnología va por delante de nuestra propia evolución. Éste es uno de los caballos de batalla de la accesibilidad en mi modesta opinión fundada en veintimuchos años en contacto con computadoras. Lo primero que tuve entre manos fue un simulador táctico en el que trabajé como operadora toda mi juventud, durante los estudios universitarios y posteriormente el largo periodo de madre/crianzaYeducadora. También me enfrenté -como usuaria- a un ordenador sin ninguna clase de tutoría y con un programa que era un absoluto trabalenguas, el Word Star. Aquel procesador de textos no tenía nada que ver con lo que estaba habituada a utilizar, ni el simulador, ni la máquina de escribir manual o eléctrica, ni siquiera con las facilidades que posteriormente tuve al instalar microsofOffice. Habituar mi cerebro a otro esquema mental fue un gran esfuerzo de inteligencia y, me atrevería a decir, toda una tarea creativa de re-construcción mental.

Sí, hoy casi suena a chiste, pero es así, es a lo que Einstein se refiere. Y la necesidad de realizar este esfuerzo sigue existiendo para muchos. Quizá no tanto para los jóvenes privilegiados del mundo primero, que a una edad todavía dúctil tienen ordenadores a su alcance y consumo. Para ellos son sencillos ciertos usos de esta herramienta, pero también tendrán que estar asiduamente pendientes de las TIC, puesto que su desarrollo crece diaria y exponencialmente y es tarea ardua ponerse al día, actualizar conocimientos y abrir, para conocer y dominar, todas las barillas de este infinito abanico.

Otra dimensión de la accesibilidad a la que es difícil hacerse a la idea y que de momento parece no tener mejor alternativa, es la necesidad de renunciar a un diseño creativo y complejo en la apariencia de los contenidos de webs y blogs. Por una parte por cuestiones técnicas de accesibilidad de personas, buscadores, portales y lectores electrónicos, y de otra porque la presentación abigarrada que ofrecen algunas páginas producen más rechazo que aceptación "visual". Buscar contenidos en una interfaz llena de información, apartados, movimiento, sonido, dibujitos parpadeantes y publicidad, cansa. Sí, cansa y hasta exaspera. Desorienta y dispersa la atención. Incluso produce rechazo. La sencillez y simplicidad (interfaz amigable le llaman los expertos), hacen más accesible los contenidos, porque orientan, visualmente no cansan y facilita la lectura y asimilación mental.

Los grandes movimientos pictóricos, en su trayectoria histórica, evolucionaron desde la simplicidad de Altamira hacia la sencillez y abstracción de un Miró o el colorido primario de un Van Ghog, sin renunciar por ello a la diversidad de expresión, a la investigación y el desarrollo de novedades, a la interacción con otras artes y materiales y, sin renunciar tampoco, a lo que aportaron los grandes maestros de siglos anteriores, es decir, a la tradición. Es, probablemente, la mejor -por no decir única- forma de asumir, asimilar y organizar unos cimientos estables de entendimiento entre los hombres y entre los hombres y sus creaciones tecnológicas, materiales, herramientas y futuras construcciones y creaciones.

Si el homo, además de sapiens quiere alcanzar el estuatus de humanus en todo este despliegue desenfrenado de tecnología, deberá compartir el software, el código (cada vez más simplificado y sencillo), que es un lenguaje que deben conocer los usuarios de la red para que la interactividad de esta herramienta sea total y plena. Por lo tanto, pienso que otra necesidad que surge al paso de las TIC, es la inclusión en la enseñanza curricular de nuestros estudiantes, al menos desde la secundaria. Ello conlleva una revisión de los planes de estudio, pero como tales planes durante los últimos 30 años, están siendo un absoluto fracaso, que nuestros políticoservidores se dejen de guerras de poder y se pongan a trabajar -tanto desde los sucesivos gobiernos como desde la oposición de turno-, para de una vez por todas poner este cotarro al día, que ya está bien.
Por lo demás, sólo se puede concluir con un grito de guerra ¡Manos a la obra! ©Teresa C. B.©