domingo, 7 de diciembre de 2008

Enhorabuena, Pablo

IX Premios ecovidrio


Pablo fué premiado en la categoría de prensa por su atículo "La vida eterna del vidrio". Es el grandullón de la izquierda. Un buen chico que vi nacer, crecer, y pelear con la vida y circustancias, tanto propias propias como ajenas. Seguirá haciéndolo, porque es joven y porque no hay otra alternativa.

Busco por la red sobre el premio y, como no podía ser de otra forma, cada medio, ofrece la noticia con el matiz diferenciador de su propio interés periodístico. Un ejemplo... como podéis ver, a Pablo lo han recortado de la foto ¡?¿!. Otro, elpais.com breve reseña de lo que les atañe.; europapress.es, y podría seguir, incluso podría hacer un análisis más profundo, pero estoy de celebración, no trabajando.

Su madre envió a las féminas de nuestros aquelarres el artículo premiado y las fotos así como lo significativo de la cuantía del premio y su orgullo por haberlo obtenido. Enhorabuena también a ella, porque ha contribuído a la causa desde un destacado puesto vital. Los padres, siempre estamos detrás de los éxitos y las desfeitas de nuestros hijos, junto con los formadores que pasaron por sus vidas, la sociedad y ellos mismos con sus propias decisiones.

Ya que menciono el orgullo... ¡Se me han quemado las lentejas!


Estos días, por motivos diferentes pero en definitiva con el mismo origen: la idiosincrasia humana, he necesitado recurrir varias veces, para argumentar, a la palabra ORGULLO.

Según la RAE: orgullo. (Del cat. orgull). 1. m. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

Por mi parte, reflexionando más con cariño y afán de entender cierta forma de hacer de las personas y sin pretensión de descubrir miserias, concluí que el orgullo no es un defecto ni una maldad en si misma sino todo lo contrario. Entiendo que sentirse orgulloso de la obra bien hecha, o del hijo que da sus primeros pasos en algo, por ejemplo, es un sentimiento muy noble y legítimo.

Sin embargo, el orgullomalentendido, o quizá lo que nos dicta la RAE (que para mi no se ajusta al concepto tal y como lo utilizamos habitualmente), es una forma de parapetarse ante las propias limitaciones o ante aquello que nos hace sentir pequeños o minus_válidos.
Creo -como creeencia, que no como duda- que la solución a este sentimiento desfasado pasa justamente por la reflexión inteligente de lo que uno es y su asunción sin complejos. Los que nos aman no necesitan que falseemos nada de lo que somos, lo seguirán haciendo siempre sin condiciones, aunque ejerzan su espíritu crítico con nosotros.

Esto que yo llamo orgullomalentendido, que no viene ni vendrá jamás en la RAE, puede llegar a ser enfermedad grave cuando raya la soberbia. La soberbia ya no es fácilmente asumible como positiva porque entraña una salida de la realidad, y aún así, grandes hombres que nos han dejado legados culturales y científicos muy valiosos, se han caracterizado por su soberbia que quizá no fuera sino enfermiza y productiva obsesión.

Concluyo entonces que hasta el lado oscuro del ser humano, forma parte de su luz.

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

enhorabuena Vol.
enhorabuena Pablo

12 de diciembre de 2008, 2:09  

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