Un año de estos en la Voz de Galicia
Escribió César Casal González
Te quiero. Son dos palabras. La palabra es paloma mensajera que cruza el viento y toca los corazones. La palabra, amiga, mano de santo, la mejor medicina. Se cura más con las palabras que con las medicinas. No sólo la mente, también el cuerpo. Una enfermedad es menos enfermedad con cariño. Sólo escribir la palabra cariño me recuerda a mi madre, su pelo de algodón blanco, su boca menuda, esos ojos de aceituna verde. La palabra siempre es cometa. No me interesa el odio en las palabras. La palabra rie y es ría. La palabra salta y es sal. La palabra es azul y es mar. La palabra ama y es amor. A las palabras del alma no se les puede dar la vuelta. La palabra encanta y es cuento: "Cae la noche despacio, a tropezones. La luz se marcha como un abandono. Alguien le está contando diez al púgil del día". O "se pinta el río de rimel negro y se borran los contornos, las fronteras y me dejo iluminar sólo por tu mirada que asusta todos mis miedos". Ay, la palabra cuando es de palabra. No hay nada más puro que un payaso que busca limosna de amor a cambio de unas palabras sanas. Nada peor que el gusano de la palabra, que es la mentira. Sólo de palabras no vive el hombre, pero casi.
Es un artículo de hace bastante tiempo que me envió alguien muy querido. Y yo querría decir con él, con el artículo, y con la fotografía, que aunque te has marchado, cada minuto del día pienso en ti, (y en tí), mi niña, que también te has ido. En el marco de la foto de cuando eras pequeña, tan bonita tú, con esos ojos verdes que se volvían fosforescentes cuando te enfadabas, que se volvían mar cuando llorabas y caverna cuando no dormías. Decía, porque me perdí en tus ojos, decía que en el marco antiguo donde está la foto de cuando eras pequeña con un bonito vestido que te regaló Esther, en el marco, está ahora la foto de los dos, con un papel naranja pegado donde él ha escrito "madre" en español. Mi madre tenía el pelo de algodón blanco ¿te acuerdas? Soy feliz porque sois felices, pero ahora entiendo por qué nuestros ancestros realizaban rituales de iniciación, de adolescencia y casamiento. Rituales que marcan momentos en que algo cambia para comenzar de nuevo y celebrarlo unidos. Y ahora siento el desgarro del ritual no compartido, o quizá el del ritual inexistente. Pero soy feliz porque eres feliz, mi niña. Cada vez que voy a buscar algo al cajón de la cómoda os veo. Nos veo a los cuatro. A vosotros sonrientes y enamorados, y en el otro marco, el cativo que me abraza desde atrás y las son-risas de los cuatro. Y me siento dulcemente feliz tras el velo de las lágrimas. Mum.
Te quiero. Son dos palabras. La palabra es paloma mensajera que cruza el viento y toca los corazones. La palabra, amiga, mano de santo, la mejor medicina. Se cura más con las palabras que con las medicinas. No sólo la mente, también el cuerpo. Una enfermedad es menos enfermedad con cariño. Sólo escribir la palabra cariño me recuerda a mi madre, su pelo de algodón blanco, su boca menuda, esos ojos de aceituna verde. La palabra siempre es cometa. No me interesa el odio en las palabras. La palabra rie y es ría. La palabra salta y es sal. La palabra es azul y es mar. La palabra ama y es amor. A las palabras del alma no se les puede dar la vuelta. La palabra encanta y es cuento: "Cae la noche despacio, a tropezones. La luz se marcha como un abandono. Alguien le está contando diez al púgil del día". O "se pinta el río de rimel negro y se borran los contornos, las fronteras y me dejo iluminar sólo por tu mirada que asusta todos mis miedos". Ay, la palabra cuando es de palabra. No hay nada más puro que un payaso que busca limosna de amor a cambio de unas palabras sanas. Nada peor que el gusano de la palabra, que es la mentira. Sólo de palabras no vive el hombre, pero casi.
Es un artículo de hace bastante tiempo que me envió alguien muy querido. Y yo querría decir con él, con el artículo, y con la fotografía, que aunque te has marchado, cada minuto del día pienso en ti, (y en tí), mi niña, que también te has ido. En el marco de la foto de cuando eras pequeña, tan bonita tú, con esos ojos verdes que se volvían fosforescentes cuando te enfadabas, que se volvían mar cuando llorabas y caverna cuando no dormías. Decía, porque me perdí en tus ojos, decía que en el marco antiguo donde está la foto de cuando eras pequeña con un bonito vestido que te regaló Esther, en el marco, está ahora la foto de los dos, con un papel naranja pegado donde él ha escrito "madre" en español. Mi madre tenía el pelo de algodón blanco ¿te acuerdas? Soy feliz porque sois felices, pero ahora entiendo por qué nuestros ancestros realizaban rituales de iniciación, de adolescencia y casamiento. Rituales que marcan momentos en que algo cambia para comenzar de nuevo y celebrarlo unidos. Y ahora siento el desgarro del ritual no compartido, o quizá el del ritual inexistente. Pero soy feliz porque eres feliz, mi niña. Cada vez que voy a buscar algo al cajón de la cómoda os veo. Nos veo a los cuatro. A vosotros sonrientes y enamorados, y en el otro marco, el cativo que me abraza desde atrás y las son-risas de los cuatro. Y me siento dulcemente feliz tras el velo de las lágrimas. Mum.
Etiquetas: en voz baja, familia
7 comentarios:
si mama, y ahora y poco apoco empezare a verte, a ver... a ser un poco tu... y añorarte.. y a agradecerte aunque nunca te lo diga
rcb
rcb, ¡cómo se nota que sabes lo que sabes y has vivido y vives!. Bico.
Eres facil de querer y muy dificil de olvidar.Los que se marchan te llevan en el corazon para siempre.Burrus
Hola Burrus. Bienvenido. Yo también te quiero.
:0)
rcb
Sí, la verdad es que ha sido todo un poco repentino, desprevenido, rápido, y raro, icluso para mi, no te creas, así que en navidad cuando vuleva vamos a tener que hacer una fiesta.
Por cierto, la tia Charo tiene mucha razón ;)
Ana : :o)
Te quiero Besos
rcb
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