Vidas ejemplares 1
El Pozo, la herencia del cura 'rojo'
Eva Gabeiras. 26.09.2005
La herida del El Pozo no está ya en las chabolas. Esta semana se cumplen 50 años de la llegada del jesuita Jose María Llanos al Pozo del Tío Raimundo. Su figura marcó un antes y un después para esta barriada que en los años cincuenta carecía de los recursos humanos más elementales.
“¡Que viene el cura!”, gritaba alguien, y entonces había que desaparecer. Porque aquel cura no se andaba con chiquitas y de sobra eran conocidas por todos sus malas pulgas. Siempre que se desataba algún conflicto en una chabola, fuera la hora que fuera, aparecía el padre Llanos dispuesto a poner paz aunque para ello hubiese que repartir algún mandoble.
No en vano, aquel cura había sido confesor hasta del mismísimo Franco. Desde su llegada al barrio, vadeando el barrizal, el padre Llanos se instaló en una chabola y desde allí, afectado por los problemas que veía a su alrededor, inició una batalla personal para conseguir la mejora en la calidad de vida de sus vecinos.
A medida que los inmigrantes, la mayoría provenientes de Andalucía y Extremadura, llegaban al barrio, Llanos organizaba grupos de trabajo para levantar las chabolas en una sola noche, ya que si la vivienda estaba en pie a primera hora de la mañana, la policía no la podía tirar.
Después llegaría el abastecer las chabolas con agua robada de las bocas de riego, más adelante la red de alcantarillado, y por fin la luz eléctrica proporcionada por una cooperativa creada por los propios jesuitas.
Afiliado a Comisiones Obreras
Y aquel cura Llanos, que venía de preparar a falangistas, acabo tras su inmersión en la realidad social de la barriada, afiliándose a Comisiones obreras y al partido comunista. A partir de ahí siguió la lucha para conseguir el paso de las chabolas a los edificios de viviendas, cuya primera fase se terminó de construir a mediados de los años ochenta.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_de_Llanos_Pastor
Eva Gabeiras. 26.09.2005
La herida del El Pozo no está ya en las chabolas. Esta semana se cumplen 50 años de la llegada del jesuita Jose María Llanos al Pozo del Tío Raimundo. Su figura marcó un antes y un después para esta barriada que en los años cincuenta carecía de los recursos humanos más elementales.
“¡Que viene el cura!”, gritaba alguien, y entonces había que desaparecer. Porque aquel cura no se andaba con chiquitas y de sobra eran conocidas por todos sus malas pulgas. Siempre que se desataba algún conflicto en una chabola, fuera la hora que fuera, aparecía el padre Llanos dispuesto a poner paz aunque para ello hubiese que repartir algún mandoble.
No en vano, aquel cura había sido confesor hasta del mismísimo Franco. Desde su llegada al barrio, vadeando el barrizal, el padre Llanos se instaló en una chabola y desde allí, afectado por los problemas que veía a su alrededor, inició una batalla personal para conseguir la mejora en la calidad de vida de sus vecinos.
A medida que los inmigrantes, la mayoría provenientes de Andalucía y Extremadura, llegaban al barrio, Llanos organizaba grupos de trabajo para levantar las chabolas en una sola noche, ya que si la vivienda estaba en pie a primera hora de la mañana, la policía no la podía tirar.
Después llegaría el abastecer las chabolas con agua robada de las bocas de riego, más adelante la red de alcantarillado, y por fin la luz eléctrica proporcionada por una cooperativa creada por los propios jesuitas.
Afiliado a Comisiones Obreras
Y aquel cura Llanos, que venía de preparar a falangistas, acabo tras su inmersión en la realidad social de la barriada, afiliándose a Comisiones obreras y al partido comunista. A partir de ahí siguió la lucha para conseguir el paso de las chabolas a los edificios de viviendas, cuya primera fase se terminó de construir a mediados de los años ochenta.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_de_Llanos_Pastor
Etiquetas: religión
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